La exclusión y el estigma social de las personas diagnosticadas: Un enfoque fenomenológico-existencial

Resumen

La exclusión social y el estigma asociados a las personas diagnosticadas con trastornos mentales constituyen no solo barreras para la convivencia social, sino también formas de inviabilizar su existencia como ser-en-el-mundo. La etiqueta impuesta por el diagnóstico, frecuentemente reforzada por discursos biomédicos y por la cultura social dominante, compromete la libertad, la identidad y el derecho a ser de estos sujetos, reduciéndolos a la condición clínica que se les atribuye. En este contexto, comprender el impacto del estigma en la constitución de la subjetividad se vuelve esencial para pensar en prácticas psicológicas más éticas, humanizadas y abiertas a la singularidad de cada existencia. Este estudio tiene como objetivo reflexionar, a la luz de la fenomenología existencial, sobre cómo el estigma y la exclusión impactan la subjetividad y la relación del ser de las personas diagnosticadas con el otro, considerando además cómo estos sujetos se perciben a sí mismos y son percibidos por el mundo. Se trata de una investigación bibliográfica, fundamentada en el análisis de producciones académicas publicadas entre los años 2015 y 2025, además de obras clásicas de la disciplina. La búsqueda se realizó en plataformas como SciELO, Google Académico, PEPSIC y Periódicos CAPES, utilizando términos estratégicos relacionados con el tema, tales como “estigma”, “trastornos mentales”, “fenomenología existencial” y “subjetividad”. Los resultados evidencian que la escucha clínica sustentada en la perspectiva fenomenológico-existencial permite deconstruir la visión reduccionista impuesta por el diagnóstico, posibilitando que el sujeto sea reconocido más allá de la etiqueta que lo aprisiona. El estigma, cuando se internaliza, debilita la experiencia de sí mismo y compromete el modo de ser-en-el-mundo, generando exclusiones que trascienden el ámbito social y alcanzan un nivel ontológico: el propio sentido de la existencia. El análisis también señala que una mirada clínica basada en la apertura a la alteridad favorece la recuperación de la autenticidad y el reconocimiento de la dignidad humana, rompiendo con prácticas deshumanizadoras que refuerzan la marginación del sufrimiento psíquico. Se concluye que el diagnóstico psiquiátrico, cuando se utiliza de manera etiquetante y descontextualizada, tiende a producir efectos de exclusión y estigmatización, alejando al profesional de una comprensión integral del sujeto. Por lo tanto, resulta indispensable una postura ética, humanizada y orientada fenomenológicamente, que reconozca a la persona en su totalidad y respete su libertad de ser. La ética, en este sentido, debe atravesar toda la práctica psicológica, sustentando una escucha comprometida con el otro en su singularidad y con la promoción de una existencia más auténtica, libre y digna.