Diferencias anatómicas óseas entre las caras masculina y femenina: Una revisión narrativa de la literatura

Resumen

El rostro humano es fundamental para la comunicación, la identidad y la interacción social, compuesto por 14 huesos que sustentan funciones fisiológicas. A lo largo de la evolución, se observó una reducción del prognatismo y del tamaño dental, lo que resultó en estructuras faciales más retraídas, reflejando adaptaciones alimentarias, conductuales y culturales. En este contexto, el dimorfismo sexual facial es un elemento clave para comprender las diferencias estructurales entre hombres y mujeres, con relevancia clínica, antropológica y forense. Esta revisión narrativa tuvo como objetivo analizar estas particularidades óseas en los tercios superior, medio e inferior del rostro, considerando implicaciones anatómicas y estéticas. La metodología consistió en la búsqueda de artículos científicos en las bases de datos PubMed y SciELO. Los resultados muestran que los hombres presentan mayor proyección glabelar, robustez frontal y órbitas más amplias, mientras que las mujeres exhiben contornos más suaves y dimensiones óseas menores en el tercio superior. En el tercio medio, los hombres presentan medidas cigomáticas mayores y cavidades nasales más estrechas, mientras que las mujeres presentan aberturas piriformes más amplias, con variaciones étnicas relevantes. En el tercio inferior, la mandíbula masculina es más angular y robusta, con mayor proyección y grosor cortical. Estas diferencias orientan las intervenciones de armonización orofacial, donde la feminización suaviza las estructuras y la masculinización acentúa los contornos. Se concluye que las diferencias anatómicas óseas reflejan una compleja interacción de factores evolutivos, funcionales y estéticos, cuya comprensión es esencial para aplicaciones clínicas, forenses y científicas contemporáneas.